Esta oración convoca a cada persona que tenga fe en lo cristiano a reconocer sus pecados ante Dios y sus hermanos, preparándose así para implorar la misericordia divina sobre su pecado cometido.

Yo pecador, oración

«Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén»

¿Por qué realizar una oración así?

La finalidad de este acto es propiciar una experiencia plena en el encuentro con el Señor a través de la escucha de su palabra, reconociendo humildemente nuestros pecados, abrimos nuestros corazones a este encuentro y aceptamos la necesidad de la oración fraterna, tanto de aquellos que están presentes como de los que ya están en la presencia divina. No vivimos nuestra condición pecaminosa de manera aislada, sino en comunidad, en un espíritu de hermandad.

Esta oración no solo abarca los pecados evidentes en pensamientos y acciones, sino también nuestras deficiencias y el bien que no realizamos por omisión. En conjunto, esta práctica nos invita a una posición dispuesta a la humildad y al reconocimiento de nuestros errores.